MÁS ALLÁ DE NUESTRO EGO, UNA
ENSEÑANZA “PENSANDO EN LOS DEMÁS”
Con el fin de formar a futuros hombres y mujeres
felices, el profesor Toshiro Kanamori
parte de la premisa de que es imposible llegar a esa felicidad de forma individual.
Es preciso que todos aquellos que nos
rodean sean felices, para que nosotros también lo seamos, y esto solo se
consigue haciendo surgir entre sus alumnos un sentimiento de profunda empatía
hacia sus compañeros.
Para ello, el
método que pone en marcha en sus clases son las “cartas de un cuaderno”. Esta
pedagogía consiste en que cada día tres alumnos escriben en sus cuadernos sendas
cartas, que son leídas ante toda la clase, y donde manifiestan sus vivencias,
sus sentimientos, aquello que quieran comunicar a la clase o a un compañero,
sus agradecimientos, sus disculpas por un comportamiento inadecuado, etc. En resumen,
estas cartas son un medio para que los alumnos se abran a sus compañeros, de
modo que sus propias vivencias puedan ayudar a superar problemas similares a
otros que se encuentren en esa misma situación. De este modo toda la
clase comparte y empatiza con las experiencias, alegrías, tristezas, etc. del
resto de compañeros, lo que les sirve para superar momentos muy difíciles por
los que atraviesan algunos de ellos. Es un método muy efectivo para hacerles
sensibles a todo aquello que sucede en su entorno, a la vez que son
protagonistas principales en la solución de problemas. Pero este recurso no
sólo es un instrumento para hacer aflorar los sentimientos más profundos, sino
que con él los alumnos trabajan la escritura, la lectura, la comprensión de
textos y sobre todo la expresión y comunicación oral, como broche final para
destapar sus sentimientos.
Este
recurso nos recuerda a las “Cartas a una maestra” escritas por los alumnos de la Escuela de Barbiana, donde
en 1967, los alumnos del profesor Lorenzo Milani recogían en ellas las difíciles
condiciones escolares que les había tocado vivir.
En lo
referente al tema del acoso escolar,
el profesor Toshiro Kanamori ante los primeros indicios de este acoso, lo ataja rápidamente, haciendo ver a sus
alumnos el daño que han ocasionado a la
compañera a la que han acosado. Muestra todo su enfado y les hace reflexionar
sobre la situación creada, logrando que cado uno de ellos se ponga en el lugar
de la compañera acosada, llegando a sufrir tanto como ella. Finalmente algunos
alumnos terminan escribiendo una carta en la que reconocen el daño causado, y piden disculpas.
De nuevo la empatía, el pensar en los demás, es la base de la educación
impartida por el profesor Toshiro Kanamori.
En cuanto
a nuestra experiencia como alumnos no tenemos un referente como este profesor, que
entienda que lo más importante para la convivencia y por ende, la base de la
educación, debe ser pensar en el otro.
Probablemente,
la ausencia de métodos similares al del profesor Kanamori en nuestras
experiencias escolares sea fruto del concepto que nuestra sociedad tiene de la
expresión emocional ligada a la debilidad. El arrepentimiento, la piedad, el
dolor, el desconsuelo y por supuesto el llanto son manifestaciones tan íntimas
y particulares de cada uno, que tristemente pueden hacernos vulnerables ante
una sociedad que no piense en los demás.
Por ello,
consideramos que romper estos miedos desde la infancia y trabajar la emoción fortalecerá a nuestros
alumnos en su desarrollo personal y los sensibilizará ante el sufrimiento
ajeno.
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